Sistema nervioso y enfermedades autoinmunes:  respuesta de supervivencia y congelación.

Sistema nervioso y enfermedades autoinmunes: respuesta de supervivencia y congelación.

Hay algo que tienen en comun los sistemas nerviosos de aquellos que estan viviendo con una de las enfermedades de las llamadas auto-inmunes. Ya sea Esclerosis Múltiple, Diabetes Tipo I, Artritis reumatoide, Enfermedad de Crohn, Colitis ulcerosa y otras, incluimos aquí fibromialgia y fatiga crónica. Todas ellas tienen en común que se ha producido una sobrecarga del sistema nervioso prolongada en el tiempo y la respuesta de supervivenvia que se conoce como congelación ha devenido en crónica provocando distintos problemas de salud.

 

 

Cuando nos sentimos amenazados podemos reaccionar de dos formas, o bien nos movemos hacia la respuesta de lucha o huída (simpático) o, por el contrario, quedamos inmovilizados porque nos escondemos o nos hacemos el muerto  (sobrecarga/congelación/vago dorsal) Ver: mapa del sistema nervioso (imagen encima).  En este caso nuestro sistema nervioso actuaría desde la respuesta mas instintiva que encontramos reflejada en el reino animal cuando un hervíboro es atacado por un depredador y se desploma aparentemente muerto delante de su atacante. La conocemos tambien como respuesta de congelación y en nuestro caso puede darse sin perdida de conciencia sino solamente con pérdida de funciones que no sean relevantes o imprescindibles para la supervivencia. Una de estas funciones es la digestiva, regulada por el nervio vago.

El nervio vago es uno de los que tiene más funciones y es capaz de regular e influir en casi todos los sistemas corporales.

“El nervio vago, el más largo de todos los nervios craneales, es el encargado de controlar el sistema nervioso parasimpático y supervisa, por así decirlo, un enorme rango de funciones cruciales para la salud, comunicando impulsos sensoriales y motores a cada uno de los órganos de nuestro cuerpo”, Navaz Habib Activar el nervio vago (Urano).

Así cuando, por la razón que sea, nuestro sistema nervioso no es capaz de salir de la respuesta de congelación, porque no somos capaces de auto-regularnos y volver a un estado parasimpático, podemos quedar atrapados en la respuesta de congelación por largos periodos de tiempo sin que nos demos cuenta. ¿Como podemos detectar que nos esta pasando esto? Hay varias alarmas que esbozo aquí y retomaré detalladamente más adelante: nos sentimos en estado de alerta o hipervigilancia, tenemos insomnio o problemas de sueño, problemas digestivos….

Esta desregulacion del sistema nervioso puede producir síntomas y llevarnos a enfermar dependiendo de nuestro estado y del tiempo que nos tome regresar a un estado de relajación.

Cuando nos sentimos amenazados (se trate de una amenaza real o no) el nervio vago envía una señal de alerta para que paren todas aquellas funciones que no son imprescindibles para nuestra supervivencia y asi disponer de toda nuestra energia para la respuesta de supervivencia (lucha o huida) o porque el congelamiento sea la opción elegida, en cuyo caso todas las funciones quedan en suspenso.

Así, en el caso del sistema digestivo, la digestión se vería interrumpida hasta que la amenaza pase y podamos volver al funcionamiento normal y dedicar parte de nuestra energía a este proceso. Pero ¿y si no cede la amenaza? o si la interpretación que damos a la realidad que estamos viviendo continua siendo de amenaza. Asi una repuesta que esta diseñada para sacarnos de un momento de apuro se quedaría a lo largo del tiempo y con ello provocaría problemas. En este caso podriamos tener problemas digestivos continuados o de forma intermitente.

La forma de salir de este estado de congelación seria regular el sistema nervioso. Una de la formas mas rápidas de hacerlo sería usar la conexión social. Lo conseguiríamos conectando con otros seres humanos cuyas miradas y expresiones faciales nos comuniquen sensacion de seguridad. Y, si esto no es posible, podríamos conscientemente orientarnos y situarnos en el espacio cerciorandonos de que no existe ningun peligro objetivo y dándonos tiempo para sentir esta sensacion de seguridad en el cuerpo. La seguridad sería la sensación de estar a salvo que según la Teoría Polivagal de Stephen Porges  sería un «elemento relevante del proceso de curación. Desde el punto de vista polivagal, las carencias a la hora de sentirse a salvo constituyen el rasgo nuclear del biocomportamiento que conduce  la enfermedad mental y física.» Guía de bolsillo de la Teoría polivagal, El poder transformador de sentirse seguro. Stephen Porges.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Anatomía de la congelación o cierre vagal dorsal

(Extraído de Steven Porges y Peter Levine por Bret Lyon)

Para sustentar la vida, el cuerpo tiene dos sistemas nerviosos complementarios: el simpático (excitante) y el parasimpático (calmante). Ambos son necesarios no solo para el equilibrio psicológico sino  también para la supervivencia. Sin una modificación parasimpática, el corazón latiría demasiado rápido para mantener la vida.

Idealmente, existe un equilibrio suave entre los dos, una colaboración suave. El simpático es dominante en el esfuerzo, ejercicio, atletismo, excitación emocional y sexual, así como en situaciones estresantes. El parasimpático se hace cargo de la relajación, el sueño, la meditación, el masaje, el toque suave, la conexión profunda con otra persona y la crianza, tanto el criador como en el bebe.

Cuando el estrés es muy grande, el sistema simpático pasa automáticamente a una respuesta de lucha o huida. Esto está integrado en el sistema. Puede suceder en respuesta a una amenaza externa o la percepción de una amenaza. Pelear o huir puede resolver el estrés. Si ninguno de los dos es posible o exitoso, la excitación simpática puede llegar a ser tan extrema que es demasiado para que el cuerpo la maneje.

En este punto, tenemos un mecanismo de supervivencia a prueba de fallos. El sistema parasimpático se dispara. Viene con tanta fuerza que anula la respuesta simpática y envía a la persona a un estado de congelación. Esto puede ser un colapso total, disociación o una congelación más parcial, como la incapacidad para pensar con claridad o acceder a palabras o emociones, o para mover partes del cuerpo. Esto puede ser momentáneo, a corto plazo, como una zarigüeya que se congela y se reanima después de que el depredador se va, o, en los humanos, puede continuar indefinidamente.

Stephen Porges ha centrado su atención en el nervio vago, uno de los nervios más grandes del cuerpo y una parte importante del sistema parasimpático. El vago tiene dos ramas: dorsal (posterior) y ventral (frontal). El vago dorsal es un nervio primitivo grande que es común a todos los animales, incluidos los peces. Baja por la columna y tiene un papel en el control de los pulmones, el corazón (moderando los latidos del corazón para que no se aceleren demasiado) y el estómago (donde en realidad ayuda a la digestión). Es prominente en el sueño y la relajación, por ejemplo, cuando nos tumbamos en la playa al sol. Es muy activo en el «reflejo de buceo» que permite a los mamíferos marinos contener la respiración durante largos períodos de tiempo. Un cultivo del reflejo ha permitido a los humanos establecer récords de más de seis minutos bajo el agua.

Normalmente, el vago dorsal cumple una función muy positiva. Ayuda al cuerpo a oscilar suavemente entre la excitación y la relajación. Sin embargo, cuando el sistema simpático está demasiado excitado, el nervio vago dorsal puede apagar todo el sistema y nos congelamos. Esto es más común en el trauma y en la vergüenza, que es un trauma del desarrollo.

El nervio vago anterior o ventral es una adición mucho más reciente. Es común en los mamíferos que crían crías vivas (no reptiles, aves o peces). Va directamente a los músculos de la cara y ayuda a determinar la expresión y es activo en la conexión social.

Cuando el nervio vagal ventral está activo, buscamos e iniciamos el contacto social. La conexión social de los mamíferos es una forma de activar el sistema parasimpático. La conexión social vagal ventral, o comportamiento de apego, es una forma de prevenir y salir del cierre vagal dorsal.

Traducción del inglés por Ara de la Mata.

Artículo original de Bret Lyon, PhD, SEP  January 12, 2016 © 2011 Bret Lyon

Foto de jplenio Pixabay

Link al articulo original: https://healingshame.com/articles/anatomy-of-a-freeze-or-dorsal-vagal-shutdown-bret-lyon-phd