Mi Historia con la Esclerosis Múltiple: El diagnóstico

Mi Historia con la Esclerosis Múltiple: El diagnóstico

Mi historia con la Esclerosis Múltiple.

El diagnóstico, un antes y un después.

Antecedentes

Me llamo Ara de la Mata. Hace trece años se me diagnóstico Esclerosis Múltiple. Estoy compartiendo mi historia escribiendo en este blog desde hace un tiempo. En esta ocasión comparto un cachito de mi viaje allá por el año 2010. Fue un año importante para mi y a la vez de los más duros que he vivido. Mirando con perspectiva hay algo que tengo claro. El año del diagnostico fue uno de esos momentos que marcan un antes y un después en la vida. Supongo que por eso comienzo mi historia justo por aquí. Espero que pueda aportar algo de esperanza y abrir nuevas posibilidades a los que se encuentren abrumados por un diagnóstico o por una situación complicada con su sistema inmune. Te invito a leerlo y sacar tus propias conclusiones.

El año 2010 fue el momento del diagnóstico, después de varias pruebas médicas, el neurólogo me comunico el resultado: tenía Esclerosis Múltiple. Algo iba mal hacía tiempo. Yo me daba cuenta, había estado sintiéndome enferma por meses, años incluso. Agotada, con problemas digestivos y, sobre todo, emocionalmente hundida. Estaba viviendo un momento complicado. Vivía hacía tres años con mi pareja en una comunidad en el campo, queriendo conectar con la vida simple y sencilla, dejando atrás el estrés y la presión de mi vida como abogada.

Pero la realidad era mucho más compleja y estaba, bajo lo que ahora identifico como bulling, teniendo que luchar incluso más que en los juzgados por mantener mi integridad y mi dignidad. Entonces se manifestó la enfermedad de forma inequívoca: afectó al campo de visión de mi ojo izquierdo lo cual me produjo visión doble, perdí sensibilidad de los pies hasta las rodillas, afectó a mi equilibrio, empecé a perder peso de forma evidente, estaba absolutamente agotada, exhausta.

 

El diagnostico: el despertar.

Cuando obtuve el diagnóstico y escuche las palabras Esclerosis Múltiple, tras el shock inicial, se produjo una consecuencia inesperada: tuvo el efecto de despertarme. Como si me hubieran dado una sacudida, ese fue el efecto que tuvo escuchar aquellas palabras dichas con solemnidad por el neurólogo. La perspectiva de terminar mis días en una silla de ruedas y, según su opinión médica, mucho antes de lo que yo habría esperado, me despertó y me trajo de vuelta como si volviera después de una pesadilla. Con la sensación de haber estado sumergida en una piscina durante los últimos años, que distorsionaba la percepción de la realidad. Como si no pudiera ver, escuchar y sentir la realidad. Y, de repente, me desperté y me sentí viva, totalmente consciente de mi situación y de mi estado físico y emocional. Aquella era la verdad: me sentía perdida, sin propósito ni dirección. Y mi cuerpo me lo estaba gritando a pleno pulmón.

En aquel primer momento me sentí absorbida por un oscuro vacío. Mientras los pensamientos se agolpaban en mi mente, dando forma a todos los miedos y a las posibilidades negativas.

De entre todo este ruido empezó a formase una idea con más fuerza y a expulsar a todo aquello que me acechaba. Con mis decisiones y mis miedos, con mi actitud había elegido cada una de las circunstancias que me rodeaban. El profundo descontento que sentía, sumado a la inacción por el colapso de mi sistema nervioso, finalmente habían desencadenado la enfermedad autoinmune conocida como Esclerosis Múltiple.

Y aquel pensamiento siguió abriéndose paso hasta ocupar todo el espacio: yo me había puesto en la situación en que me encontraba. Y de la misma forma, también estaba en mis manos darle la vuelta y tomar acción para sacarme de la misma. Encontraría la forma de revertir la auto-inmunidad y sanar de la Esclerosis Múltiple.

Se desplegó delante de mí la visión clara de lo que me había llevado a enfermar: me había abandonado a mí misma, olvidado mis aspiraciones y enterrado mis necesidades y demandas en el rincón más profundo de mi consciencia.

En ese momento empecé a tomar responsabilidad por mi vida de nuevo. Todavía no sabía de qué forma y cuánto tiempo me llevaría conseguirlo. Pero encontré la fuerza y la determinación para dedicarme a partir de ese momento a descubrirlo. Tenía la certeza de que la única manera de hacerlo era escucharme y cuidarme con todo el cariño que me había negado por tanto tiempo. Y empezó un viaje apasionante de investigación y descubrimiento que me ha traído hasta aquí.

Si quieres saber un poco más de cómo fueron los primeros pasos que di puedes leer esta entrada.

El camino hacia una vida saludable y plena

Cuando pienso en ello ahora, me doy cuenta de que en ese momento me fue dada la oportunidad de tomar el control, de salir de la posición de víctima en la que me hallaba. Así que el tan temido diagnóstico y la toma de conciencia de mi terrible estado de salud se convirtieron en realidad en una puerta de salida. En el empujón que necesitaba para dejar atrás aquella vida que no era buena para mí, que me había llevado a enfermar. Y, por tanto, no era una condena, aunque un diagnóstico así pudiera ser tomado como tal, sino una salida. Si comparo mi vida ahora con la que tenía entonces me siento afortunada y agradecida porque me siento satisfecha y plena.

Es irónico que haya que pasar por una enfermedad para conseguir la vida que deseamos. En mi caso estoy agradecida a la enfermedad pues gracias a ella salí de una situación vital que era perjudicial para mi y de la que no conseguía salir.

Dicho de otra forma, la Esclerosis Múltiple me sacó de esa situación límite en la que yo no tenía recursos ni fuerzas para ponerme a salvo. Me empujó y me llevó al límite para mostrarme la verdad: que aquello no era vida, que estaba solamente sobreviviendo y que era apenas la sombra de lo que podía ser. Y, lo que es más importante, gracias a darme cuenta de esto, fuí capaz de tomar la decisión y empezar a cambiar lo que no era bueno para mi. Fui capaz de dejar el lugar donde vivía y apartarme de un entorno tóxico. Lo que no fue sino el primer paso en mi camino hacia una vida saludable y plena. Así que puedo decir que esta enfermedad, la Esclerosis Múltiple me ha traído a este momento y que he crecido, aprendido y madurado como persona gracias a lo que he vivido desde el diagnóstico, y me siento agradecida por ello. Es por eso que comparto mis experiencias y lo que aprendí.

 

Compartiendo mi experiencia de revertir la auto-inmunidad

Ahora sé que para superar la auto-inmunidad hay que trabajar varios aspectos simultáneamente: el sistema nervioso, la biología y el aspecto mental-emocional.

Se trata de sanar las causas que te llevaron a desarrollar autoinmunidad e implementar los cambios necesarios para recuperar la salud.

Descubrí que mi sistema nervioso había estado comprometido, había estado en respuesta de superviviencia por demasiado tiempo. Hasta que fue demasiado y entonces se produjo el colpaso. Me quedé congelada y perdí la capacidad de ponerme en acción y con ello el control sobre mi vida.

Cambié mis hábitos y mi dieta y aprendí a dar soporte a mi biología para proporcionar a mis células y neuronas todos los micronutrientes que necesitaban para un funcionamiento óptimo.

Empecé a enfocarme en aquello que era bueno para mí. Busque los recursos que me permitieron recuperar el bienestar mental-emocional. Poco a poco fui pudiendo tomar mejores decisiones y hacer los cambios para apartarme de las circunstancias que me producían sufrimiento o estrés. En el camino encontré mi verdadera vocación: compartir lo que he aprendido para ayudar a otros.

Todo ello fue clave para revertir la autoinmunidad.

He recuperado el control de mi salud y de mi vida.

Y puedo ayudarte si quieres intentarlo.

Estoy disponible para acompañarte y compartir mi experiencia contigo

Anatomía de la congelación o cierre vagal dorsal

(Extraído de Steven Porges y Peter Levine por Bret Lyon)

Para sustentar la vida, el cuerpo tiene dos sistemas nerviosos complementarios: el simpático (excitante) y el parasimpático (calmante). Ambos son necesarios no solo para el equilibrio psicológico sino  también para la supervivencia. Sin una modificación parasimpática, el corazón latiría demasiado rápido para mantener la vida.

Idealmente, existe un equilibrio suave entre los dos, una colaboración suave. El simpático es dominante en el esfuerzo, ejercicio, atletismo, excitación emocional y sexual, así como en situaciones estresantes. El parasimpático se hace cargo de la relajación, el sueño, la meditación, el masaje, el toque suave, la conexión profunda con otra persona y la crianza, tanto el criador como en el bebe.

Cuando el estrés es muy grande, el sistema simpático pasa automáticamente a una respuesta de lucha o huida. Esto está integrado en el sistema. Puede suceder en respuesta a una amenaza externa o la percepción de una amenaza. Pelear o huir puede resolver el estrés. Si ninguno de los dos es posible o exitoso, la excitación simpática puede llegar a ser tan extrema que es demasiado para que el cuerpo la maneje.

En este punto, tenemos un mecanismo de supervivencia a prueba de fallos. El sistema parasimpático se dispara. Viene con tanta fuerza que anula la respuesta simpática y envía a la persona a un estado de congelación. Esto puede ser un colapso total, disociación o una congelación más parcial, como la incapacidad para pensar con claridad o acceder a palabras o emociones, o para mover partes del cuerpo. Esto puede ser momentáneo, a corto plazo, como una zarigüeya que se congela y se reanima después de que el depredador se va, o, en los humanos, puede continuar indefinidamente.

Stephen Porges ha centrado su atención en el nervio vago, uno de los nervios más grandes del cuerpo y una parte importante del sistema parasimpático. El vago tiene dos ramas: dorsal (posterior) y ventral (frontal). El vago dorsal es un nervio primitivo grande que es común a todos los animales, incluidos los peces. Baja por la columna y tiene un papel en el control de los pulmones, el corazón (moderando los latidos del corazón para que no se aceleren demasiado) y el estómago (donde en realidad ayuda a la digestión). Es prominente en el sueño y la relajación, por ejemplo, cuando nos tumbamos en la playa al sol. Es muy activo en el «reflejo de buceo» que permite a los mamíferos marinos contener la respiración durante largos períodos de tiempo. Un cultivo del reflejo ha permitido a los humanos establecer récords de más de seis minutos bajo el agua.

Normalmente, el vago dorsal cumple una función muy positiva. Ayuda al cuerpo a oscilar suavemente entre la excitación y la relajación. Sin embargo, cuando el sistema simpático está demasiado excitado, el nervio vago dorsal puede apagar todo el sistema y nos congelamos. Esto es más común en el trauma y en la vergüenza, que es un trauma del desarrollo.

El nervio vago anterior o ventral es una adición mucho más reciente. Es común en los mamíferos que crían crías vivas (no reptiles, aves o peces). Va directamente a los músculos de la cara y ayuda a determinar la expresión y es activo en la conexión social.

Cuando el nervio vagal ventral está activo, buscamos e iniciamos el contacto social. La conexión social de los mamíferos es una forma de activar el sistema parasimpático. La conexión social vagal ventral, o comportamiento de apego, es una forma de prevenir y salir del cierre vagal dorsal.

Traducción del inglés por Ara de la Mata.

Artículo original de Bret Lyon, PhD, SEP  January 12, 2016 © 2011 Bret Lyon

Foto de jplenio Pixabay

Link al articulo original: https://healingshame.com/articles/anatomy-of-a-freeze-or-dorsal-vagal-shutdown-bret-lyon-phd